lunes, 1 de diciembre de 2014

PUÑO DE FURIA, CONTACTO MORTAL (Fist of fear, touch of death, 1980)


Probablemente, el bruceploitation más marciano y gamberro de cuantos se han realizado a lo largo de la historia sea este Puño de furia, contacto mortal, que quizás por definición, ni siquiera podamos meterlo en el saco de dicho subgénero, pues no aparece ni Bruce Le, ni Bruce Li ni Bruce Leung ni ningún otro clon. Más bien se trata de un falso reportaje (tampoco es un falso documental) en el que se detalla los acontecimientos ocurridos durante la velada de un torneo de artes marciales en el que se disputa el título de “heredero de Bruce Lee”. De modo que tenemos a Adolph Caesar en la piel de un reportero que nos narrará a pie de pista las exhibiciones y combates que tendrán lugar a lo largo del evento, al tiempo que hace entrevistas a diferentes personalidades que acuden como invitados a la velada. Entre las caras conocidas que prestan declaración tenemos al promotor de artes marciales Aaron Banks y a las super-estrellas del blaxploitation Ron Van Clief y Fred Williamson, ambos protagonizando momentos verdaderamente delirantes. El otro rostro a destacar quizá sea el de Bill Louie, quien tuvo sus momentos de gloria no sólo con su carrera como deportista, sino interviniendo en películas tan frikis como esta o la conocida Bruce vs. Bill (1981) con Bruce Le.

Junto a los mencionados combates, las falsas entrevistas y las secuencias dramatizadas con los personajes entrenando o viviendo peligrosas aventuras (sin duda, el momento estrella es aquel en el que Van Clief libera a una joven muchacha de las garras de unos violadores), también tenemos secuencias en las que se ficcionan supuestos momentos de la vida real del Pequeño Dragón...que son más falsos que un billete de cuatro euros, aportado datos que en absoluto se asemejan a la realidad afirmando, por ejemplo, que el bisabuelo de Lee era un antiguo samurai, demostrando así, que los responsables de Puño de furia, contacto mortal no saben diferenciar a un japonés de un chino. Además, la mayoría de las secuencias en las que vemos a Bruce Lee en la pantalla pertenecen a fragmentos de The thunderstorm (1957) y de la serie Longstreet con el audio doblado en favor de la construcción de una historia más o menos lineal. El filme resultante, sin embargo, acaba siendo una especie de monstruo peligroso, una cinta con altas dosis de frikismo, imposible de tratar en serio. No obstante, uno no es de piedra, y aunque lo razonable seria tratar de insulto denigrante a este producto, sintiéndolo mucho debo reconocer que lo pase pipa viendo esta película, pues aún sabiendo que es un desastre absoluto, en algunos momentos no pude parar de reír. Además, el metraje contiene suficientes elementos que hacen que al menos yo como espectador me enganche en seguida (la simple presencia de Ron Van Clief, el hecho de que en un momento determinado se hable de los clones de Bruce Lee, etc.). En fin, únicamente recomendable para enfermos terminales...como nosotros.


Puntuación:
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