lunes, 16 de noviembre de 2015

EL TESTAMENTO DE BRUCE LEE ( Jeongmujibo, 1979)


El testamento de Bruce Lee es una interesante propuesta taiwanesa-coreana ofrecida por el cineasta Shi-hyeon Kim, que pertenece al subgénero bruceploitation, pero en una onda similar a filmes como ¿Quién mató a Bruce Lee? (1974), esto es, no tratando de engañar al espectador haciéndole creer que está viendo una película de Bruce Lee, sino empleando la figura del Pequeño Dragón como punto de partida de una aventura imaginaria, algo así como un what if de los cómics de Marvel. Y aquí la historia arranca con la muerte de Lee (vemos, por enésima vez, imágenes de su funeral) quien antes de su fallecimiento había escrito un libro explicando técnicas de artes marciales. La búsqueda del mencionado manuscrito por parte de diferentes personajes será la trama principal de la cinta.

Entretenida, con un nivel estándar en cuanto a coreografías y con un reparto de lujo encabezado por Dragon Lee (que, eso sí, en algunas escenas viste el mítico chándal amarillo) y el siempre genial Ron Van Clief, éste último dando vida a uno de los villanos principales. La película contiene algunos momentos de risa involuntaria, como las escenas iniciales en la que vemos a Bruce Lee ofreciendo una rueda de prensa o hablando por teléfono, imágenes tomadas de algún documental y que los responsables de El testamento de Bruce Lee emplean sin pudor, alterando los diálogos, doblando la voz de Lee en favor de construir el guión de la película. Estratagema típica de las bruceploitations, es mejor intentar verlo con humor. En cuanto a los aspectos formales del largometraje, quizá podríamos destacar la idea de congelar el plano y mostrar el interior del cuerpo humano a modo de radiografía para que el espectador compruebe que huesos se han quebrado tras determinados golpes en algunas de las escenas de lucha del final del filme, algo que ya hizo Shigehiro Ozawa en The Street fighter (1974) y que años después repetirá, con mejores efectos, claro está, Andrzej Bartkowiak en Romeo debe morir (2000).

Resumiendo, bruceploitation en estado puro protagonizado por dos rostros habituales de la década de los 70. 

Puntuación: 6/10